Las participaciones preferentes, también llamadas acciones preferentes, son títulos emitidos por empresas o entidades financieras que se computan como recursos propios.
Al contrario que las acciones habituales, las preferentes no tienen derecho de voto y para compensar otorgan una rentabilidad, en forma de dividendo, que suele ser algo mayor que el cupón que pagaría por un bono.
Estos dividendos se pagan si la empresa emisora tiene beneficios.
El emisor puede amortizar estos títulos anticipadamente, si es autorizado y cumple determinados requisitos, por lo que de algún modo estos activos tienen vencimiento.
Al contrario que las acciones, la liquidez y el mercado de estos títulos es mucho menor.
Se llama preferentes porque, en caso de insolvencia del emisor, llegada la liquidación, los preferentistas cobrarían antes que los accionistas ordinarios, pero por detrás de todos los acreedores.
Por ello, son activos con un considerable nivel de riesgo, que depende de la solvencia del emisor.
Hasta aquí una buena definición de lo que son las preferentes, pero necesitamos saber algo más sobre este tipo de producto financiero.
Este tipo de activos suelen salir en periodos de depresión, así que prepárense para futuras recesiones y no caigan en la trampa.
El emisor de las acciones preferentes tiene una bondad negativa, ya que ofrece un producto, que no goza de ventajas fiscales para su entidad cosa que los bonos si; y ¿Sí es tan buena para pagar por qué se emiten antes que a bonos?
Por lo tanto tenemos un producto que más que un activo es un pasivo, pero ¿Existen las preferentes buenas? A veces nos encontramos con oportunidades y este ámbito no es una excepción, si el lector a llegado hasta aquí gustosamente puede comprobar la evolución que han sufrido las preferentes de la firma de automóbiles BMW (Bayerische Motoren Werke). Por supuesto no es una recomendación de compra.
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